(Alciro Medina) Ha transcurrido un año desde que fue anunciada
oficialmente la muerte del entonces Presidente Constitucional de Venezuela Hugo
Chávez Frías, una serie de acontecimientos políticos se han desatado a raíz de
la inesperada partida, la elección de quien se desempeñaba hasta el
momento como canciller de la república Nicolás Maduro el cual fue elegido por
mayoría, aun cuando la diferencia de votos entre su más cercano contendor
estuvo al rededor de los 300 mil votos, hecho que le dio pié a la oposición
venezolana a iniciar una serie de reacciones como el desconocimiento del
triunfo, aún cuando se promueven cómo demócratas, el desconocimiento de estos
resultados los coloca al margen del juego democrático pasando por el
desconocimiento de las instituciones como el CNE, Tribunal Supremo y Fuerzas
Armadas Nacionales que son los garantes de todo proceso electoral, además de
desconocer la voluntad de un pueblo expresada en el voto.
Todas éstas aristas quedan relegadas a un segundo
plano cuando se platean los debates entre oposición y gobierno, esta tercer
punto de vista que busca entre otras cosas romper con la polarización,
necesaria en su momento, pero extemporánea a estas alturas del juego, es un
elemento necesario para introducirlo en cualquier mesa de diálogo, no reconocer
las fallas en las que han incurrido ambas "mitades" representadas por
el gobierno y la oposición, haría que cualquier intento de acuerdo se diluya en
extremismos que son precisamente los puntos que generan desencuentro.
Si es cierto, como lo dicen ambos sectores, que
el interés supremo es la paz y el desarrollo del país, es necesario, sin
sacrificar principios ideológicos, deponer posiciones radicales que sólo
alimentan el odio y el revanchismo.
La oposición considera que el irrespeto a
las instituciones y a esa parte del pueblo que apoya al gobierno es un derecho
legítimo, invocando para ello el artículo 350 de la Constitución, hay sectores
radicales del gobierno empeñados en hacer ver que todo esta bien en el país,
basándose en una realidad, los sectores populares no han expresado descontento
con guarimbas, barricadas o protestas, cómo si el gobierno sólo tuviera un
compromiso con ese sector y los demás que expresan su descontento no
tuvieran los mismos derechos a ser felices.
Cierto es que el gobierno se ha caracterizado por
hacer visibles a millones de venezolanos con quienes se venían arrastrando una
deuda social histórica, pero el escenario ideal es que todos los sectores, de
todos los segmentos y niveles de la sociedad estén contentos y satisfechos con
el gobierno, se debe garantizar un equilibrio no la felicidad de unos a cambio
del descontento de otros, ese es el éxito de un gobierno, que por supuesto al
igual que otros sistemas no es monedita de oro para caerle bien a todos, pero
es allí donde se poner a prueba la capacidad, eficiencia y sobre todo tacto
político de un gobierno.
Los sectores de derecha, clase media alta y clase
alta una vez más expresan sus inconformidades de manera violenta, quitándole la
naturaleza legítima a sus protestas, haciendo que sus argumentos, en algunas
veces muy válidos, se debiliten. La oposición sigue careciendo de líderes que
logren capitalizar ese descontento y a veces pareciera que el descontento
expresado no es sólo contra el gobierno sino también contra sus organizaciones
políticas, llámense mesa de la Unidad o cómo se llamen.
Cierto es que entre las aristas que observamos
está la crisis interna de la oposición, mientras vemos a un Henri Falcón,
sentado en la mesa de diálogo con el gobierno, tenemos a una María Corina Machado
lanzando piedras en la calle, un Antonio Ledezma arengando a la gente a no
dialogar, cuando sabemos que el diálogo es el único antídoto para evitar las
confrontaciones violentas, un Ramón Guillermo Aveledo como el pastor que se le
descarriaron sus ovejas, un Leopoldo López jugando a mártir para robarle el
poquito liderazgo que le queda a Henrique Capriles quien está saliendo
con la peor parte en este capítulo de ésta novela venezolana.
El Gobernador de Miranda cuya única fortaleza que
le queda es su cargo, el cual ejerce por ratos y un pedazo de un partido que se
llamó Primero Justicia cuyo único vocero desgastado es el Diputado Julio
Borges, se encuentra nadando entre dos aguas, su guabineo lo coloca en una
situación de inestabilidad política y emocional que es digno de
lástima, todo esto sumado a factores de mucho poder dentro del gobierno que
están dialogando con una piedra en la mano o un puñal debajo de la mesa.
Son posiciones comprometedoras pero muy válidas
que nadie se atreve, en un país polarizado, a asumir por la calle del medio,
por temor a tener que cargar con el alto costo de ganarse el repudio de
ambos factores en disputa. Y como tampoco no hemos podido deslastrar de la
cultura del cuadre, a veces queremos estar bien con Dios y con el diablo, con
tal y le saquemos algún provecho personal a esa posición, algunos los llaman “enchufados”
Cierto es, la economía es uno de los puntos de
honor en este debate, partiendo desde el momento en que el estado. utilizando
cómo argumento, muy válido, que los empresarios del país asumieron el papel de
conspiradores en abril de 2002, y salieron de las fábricas y sus gremios
a asaltar la presidencia de la república colocando al empresario Pedro Carmona
Estanga en la Presidencia después de desconocer toda la institucionalidad
democrática, entonces el estado decidió convertirse en empresario, se
expropiaron empresas y se jugó una línea dura en lo que abastecimiento de
divisas se refiere, con una serie de controles que se establecieron, los cuales
siempre fueron burlados por el sector privado, acogiendo como sistema de
subsistencia el mercado paralelo, instaurando una economía para ellos real, que
hizo ver que la ejecutada por el gobierno es ficticia.
Entramos así en la Venezuela del sobreprecio,
todo esto avalado por un pueblo que se dice defensor de la revolución como
legado del Comandante Chávez, pero que termina bailando al ritmo de la danza
mortal del sobreprecio, porque tiene liquidez en sus bolsillos para pagar las
cosas a los precios que los especuladores les colocaban. Comienza así la etapa
más preocupante, se pone a prueba la conciencia revolucionaria que se suponía
era la mejor herencia que nos dejaba Chávez. Contrario a lo esperado comenzamos
una guerra económica, un verdadero "round robin" un todos contra
todos donde el que no tiene trabajo madruga todos los días al MERCAL, PDVAL o a cualquier supermercado a hacer cola para v
comprar en demasía lo que a otros les hace falta y no pueden adquirirlo porque
no tienen tiempo para hacer una cola de un día o día y medio.
"El vivismo criollo" repotenciado y como genuina evidencia que muy poco hemos cambiado, le hace el juego
a la especulación y a la escasez que es mitad inducida por este mismo fenómeno
y mitad real porque de que la productividad del país ha bajado nadie tiene
dudas.
El vecino acapara y especula y le vende con
sobreprecio a toda su vecindad y lo más cumbre es que el especulado termina
dándole las gracias por robarlo y evitarle hacer esa gran cola, que bolas! esa
es la guerra económica que nos está matando, que hace que el descontento popular
aumente, desafortunadamente para los interesados en que la situación se agrave
y llegue aun clímax, ellos no tienen cómo cobrar esa factura porque ni tienen
líderes , ni discurso ni propuesta que capitalice ese descontento y lo
convierta en votos.
El gobierno actual ha querido subestimar al
enemigo y ha dejado que el nivel de las aguas llegue casi a un nivel
incontrolable, sí, se sentó a dialogar, pero si en honor a la verdad reconocemos
que la inflación, escasez y especulación son inducidas, también tenemos que
reconocer que el diálogo es forzado. Que se dejó avanzar demasiado terreno el
mal para buscar el remedio, que independientemente de que lado sean, se han
perdido vidas de venezolanos pudiendo haber sustituido las balas por las ideas.
Mención especial merece el dato, que mientras el desabastecimiento inducido o real por la falta de productividad hace estragos,
la panacea o paño caliente más inmediato que encontramos para el mal es
incrementar la agricultura de puertos, importar, importar, importar! que por
más que sea desde el país más aliado y socialista no deja de ser importación y
la más contundente prueba que lo de la escasez no es cuento. Valdría la pena
preguntarse siguiendo las enseñanzas de nuestro Comandante eterno quien nos
abrió los ojos, ¿a quien le dan las licencias de importación? quien hace el gran
negocio con las importaciones? a quien le conviene que la agricultura y las
empresas del estado no produzcan? quien está detrás de este malévolo juego? que
macabros intereses están detrás de todo esto? y sobre todo, se llevaran estas
interrogantes a la mesa de diálogo? la incluirán en la agenda.
Si así como piden la publicación de la lista de
las empresas que dilapidaron los dólares que CADIVI les dio, hubiese alguien
con pantalones que pida la lista de empresarios de la derecha que tienen
grandes negocios con el gobierno o con personeros de él, amasando grandes
fortunas, estoy seguro que los pendejos que andan en la calle de un lado y otro
cayéndose a peñonazos pidiendo libertad e intervención extranjera, volverían a
sus casas a cuidar sus nietos, acariciar sus novias y navegar en internet a ver
cómo compran el "Blackberry" más nuevo o la "Tableta" más
moderna con los dolaritos que te otorga para comprar en el exterior.
Hasta los adversarios más enconados de Chávez
coinciden en decir quizás con sinceridad o con hipocresía "Si Chávez
estuviera esto no estará pasando" queda para la reflexión muy intima de
cada quien la interpretación que le den a esta frase, así cómo no se quien
compartirá a estas alturas del juego la idea que no es que hace falta Chávez,
es que hace falta "UN" Chávez.
Sabemos bien que físicamente él no volverá, pero también
sabemos que Chávez hace mucho dejó de ser un hombre para convertirse en una
idea, un sueño, una posición ante la vida, "Chávez soy yo", dicen
unos, "Chávez eres tu", dicen otros, "Chávez es un pueblo",
pero hasta que punto eso es cierto, cuando se pondrá a prueba la verdad de
éstas frases. Apenas a 5 meses de su partida, el pueblo casi que le entrega con
votos la dirección del país a la tendencia derechista, asumámoslo con
responsabilidad.
Cuando Chávez irrumpió un 4 de febrero en la
historia política de la patria, no para partirla en dos cómo dicen unos, sino
para escribir un capítulo en un libro cuyas páginas aún no se han
cerrado, no dijo que rea de derecha ni de izquierda, ni promulgó el socialismo
cómo sistema de gobierno, habló de bolivarianismo, y ese ideal el cual estaba
muerto y sepultado por la cuarta república, fue resucitado por Chávez, se
convirtió en un tercer camino, los venezolanos sólo conocíamos un bipartidismo
representado por AD y COPEY que en el fondo era lo mismo y una izquierda
relegada, perseguida, criminalizada e invisiblizada con un ala moderada negociadora, corrupta,
enquistada en los gobiernos haciendo negocios y avalando todas las vagabunderías.
De ambos partidos y de esa izquierda
"moderada" inmoral autodenominada centro izquierda, muchos factores
se incubaron en éste proceso, porque cómo dice el dicho el único chavista es
Chávez y los chavistas no son de Marte. Lamentablemente se lograron infiltrar,
inoculando el veneno de sus vicios, como la trepadora gracias a su extraordinaria
capacidad de adulantes y lisonjeros lograron escalar posiciones desde las
cuales fortalecen y rinden culto al dios de la burocracia, la inmoralidad y la
ineficiencia, eso nos hace formularnos otra pregunta ¿Donde tiene el proceso
bolivariano más enemigos, dentro o fuera de él?
Lo que vemos y vivimos nos responde esta
interrogante, en esta aparente polarización, fenómeno político que ambos
sectores beneficia porque nos repliega a los extremos alejándonos del centro,
del núcleo, del meollo del problema, los enemigos más peligrosos de la
oposición y de la revolución están dentro de ellas. Cualquier cantidad de
quintas columnas son los que avivan la idea de una matazón, disparan hacia
adentro todos los días, por eso y mucho más, a un año de tu partida no sólo haces
falta tu, sino alguien como tú.
La estabilidad de la paz de nuestro país, depende
del nivel de conciencia y sinceridad con que todos los factores asumamos esta
indeseable encrucijada que nos ha tocado transitar.
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