Aunque muy poco o prácticamente nada se reseñó en los medios absorbidos
por el fragor del día a día, la campaña electoral y tantos otros temas que copan
las páginas de nuestros diarios y las programaciones de nuestras radios, es
bueno recordarle al pueblo trujillano que hace 119 años nació un hombre tan
carismático, como solitario, romántico y querendón, enamorado de su Trujillo
natal y su eterna bohemia, llamado Laudelino Mejías.
Este maestro tuvo la
sensibilidad de elevar el nombre de Trujillo a los más altos peldaños del arte
de la música, haciendo de sus inspiraciones verdaderas obras clásicas que hoy
es necesario poner de relieve, es Laudelino para nosotros los
trujillanos ícono de regionalismo sano, orgullo en el mundo, y debería ser
nuestro compromiso y el de los organismos del estado la difusión masiva de su
obra, lo que sin duda comprendería la reedición de su cancionero, hoy que
contamos con plataformas ideales para ello como los núcleos de la Orquesta
Nacional Juvenil.
Reconocemos la labor
de Fundaciones como la Carreño y otras iniciativas pero no es suficiente para
enaltecer la obra de este gran hombre, nacido un 29 de agosto en ésta gloriosa tierra y quien
solo se apartó de su carrera para cuidar de su abuela, demostrando su gran generosidad,
quien salió de Trujillo fue para sembrar
su talento y multiplicarlo, así lo demuestra su trabajo en Ciudad Bolívar y
Valera como fundador de orquestas que permitió a muchos talentos jóvenes de la época
ingresar al campo de la música.
Tomemos el ejemplo de los barineses que se sienten orgullosos
de contar con su maestro Eladio Tarife quien compuso la pieza “Linda Barinas” que fue decretada segundo
Himno del estado, en nuestro caso se dice que “Conticinio” es, sin duda por
decreto o por voluntad popular nuestro segundo Himno pero es necesario
desempolvar ese decreto, si es que algún día existió. Es parte de las reivindicaciones
que la cultura Trujillana debe reclamar en pro de su reafirmación y su
identidad.
De nuestra parte y muy
modestamente, con los sacrificios que ello implica, no contando con un
presupuesto fijo, ni con los grandes recursos que el estado posee, solo con el
apoyo de un grupo de amigos que han entendido la necesidad de proyectar la obra
de Laudelino, venimos organizando cada año, con ciertas interrupciones y todas
las dificultades, el Festival Nacional “Conticinio de Oro”, cita que reúne a
cantantes noveles y profesionales de todo el país en un esfuerzo por
enaltecer la obra musical de Laudelino y
la esencia de la música romántica venezolana, de la cual queda muy poco, a
pesar de la pléyade de talentos que en todo el país existe, pero que la
tendencia comercializadora del arte cada día está tratando de borrar para
imponer otros géneros.
Con los brazos abiertos éste año esperaremos las respuestas
de todo aquel que quiera ir de la palabra a los hechos para sumarse a ésta
iniciativa que desde el año 95 hemos venido impulsando en homenaje a Trujillo y
a nuestro Laudelino Mejías, compositor que tuvo la virtud de convertir la serenata
bohemia en obras clásicas que por su altísimo valor musical son admiradas en
todo el mundo, más que en su tierra natal, gracias a esa perversa tendencia que
siempre nos ha tentado de negarnos a nosotros mismos, por humildad mal entendida
o por miseria.
Finalmente no debemos olvidar que esa malsana clasificación
de la cultura en popular y elitesca nos ha causado un gran daño, nadie puede
poner en duda el arraigo y el origen popular de la obra de Laudelino Mejías por muy clásica que esta sea, esto más que una
reflexión es una advertencia a aquellos que puedan salir a desacreditar o distorsionar
la intensión que hoy nos mueve a poner en la opinión pública estas
consideraciones
José Monagas/
Periodista y Cantautor Trujillano
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